El amor a través de Internet era ya una realidad que comenzaba a multiplicarse, sin embargo eran más los contras que los pros de esta novedosa forma de experimentar emociones. La mentira como común denominador de este tipo de relaciones facilitaba crear personajes, historias e inventar un perfil que satisficiera las necesidades del que se encontraba del otro lado del monitor.
El amor 2.0
Pero no paró ahí, la tecnología siguió avanzando y con ésta la World Wide Web llegó a su versión 2.0, la misma que revolucionó la era de la socialización. Ya no se trataba de simple mensajería instantánea. A partir del 2004, el giro en la red fue completo, surgiendo así una nueva generación de comunidades mejor conocidas como redes sociales.
Hoy en día, estas redes sociales como Hi5, Facebook, Blogger, Twitter o Flickr son una plataforma para adentrarse en la vida de los otros usuarios, compartir información, pero sobre todo conocer con detalle a esa persona con la que te estás relacionando.
Pero a todo primer paso le sigue uno segundo, el cual consiste en conocer a esa otra persona; es entonces cuando la era 2.0 se hace tangible. Muchos han sido los casos de personajes que se han aventurado a conocer a su amor cibernético, en su mayoría estos intentos han sido fallidos, pero en otros casos aquella aventura que comenzó por el ordenador termina en el altar.
Salvando las distancias
En las últimas fechas, estas redes sociales han servido como un portal para compartir con el resto de los cibernautas distintas historias de amor, entre las más sonadas están el caso de la pareja Pastrana-Suarez quienes transmitieron su enlace matrimonial por la red o el caso de Aaron y Rosie con su proyecto a Sunday compilation que muestra una serie de fotografías en el que esta pareja separada por kilómetros de distancia se une a través de las imágenes, las cuales son modificadas en photoshop como único recurso para romper las barreras que los separan.
Hoy en día las posibilidades de hallar un amor en la red son infinitas, al igual que las decepciones que pueden suscitarse de los encuentros frente a frente. Pero quién nos asegura que, usando estos sitios con inteligencia en un futuro no muy lejano, las comunidades cibernéticas no se conviertan en el nuevo medio para amar y ser amado.
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