En la Red, hasta hace poco, siempre habían quedado bien diferenciados los roles de productor y consumidor de contenidos, pero con la aparición de los sistemas de publicación personal y otras aplicaciones, esos papeles ya no están tan claros y ha empezado a surgir el prosumidor como rol en un ecosistema tecnosocial.
Es una actitud que puede tener amplias repercusiones sociales, económicas y culturales y que marca un elemento diferencial con otras épocas y ciclos tecnológicos. Estamos constatando que, a diferencia de otras revoluciones de corte tecnológico lideradas por unas pocos, nos encontramos, en un primer momento, con un continuo surgir de nuevas herramientas y aplicaciones más flexibles y colaborativas articuladas en el navegador para ser utilizadas en Internet.
Hasta hace poco, la publicación, edición o revisión de contenidos en la Red era tarea reservada a muy pocos (los “geeks” o los webmasters), ahora, potencialmente cualquier usuario sin amplios conocimientos informáticos ni tampoco dominio de estrategias de marketing, puede convertirse en editor de sus contenidos y, potencialmente, generar debate e influir con sus opiniones o sus informaciones.
En este proceso de socialización de la Red ya se han manifestado una serie de exponentes. El principal exponente es la posibilidad de producir “noticias” por medio de los blogs (weblogs o bitácoras) tanto individuales como colectivos. Otro de los exponentes es la producción colectiva de contenidos, que permite introducir una amplia diversidad de matices e, incluso sesgos que los relativizan a diferencia de las fuentes clásicas que imponían la “autoridad”. Es el caso de los wikis y su plasmación en la enciclopedia Wikipedia. Los blogs como productores de noticia y los wikis como productores de fuentes de conocimiento tienen multitud de detractores que la ven como una enemiga del rigor y la exactitud necesarios en cualquier fuente de información de medios tradicionales de información (la noticia) y de las fuentes tradicionales del conocimiento académico, pero también han surgido defensores de que un proceso de elaboración colectivo que puede conllevar errores o informaciones no verificadas pero al mismo tiempo, y aquí la paradoja, al mismo tiempo un acceso racional y crítico a la información.
Otro de los aspectos que se está manifestando son las nuevas formas de clasificación de la información con el uso de las folcsonomías en contraposición con la taxonomias. Folcsonomía es un neologismo que denota la categorización colaborativa por medio de etiquetas simples o palabras claves (tag) en un espacio de nombres llano, sin jerarquías ni relaciones de parentesco predeterminadas a diferencia de la taxonomía basado en un sistema de tipo jerárquico o mediante facetas para categorizar /clasificar.
Las taxonomías, como es conocido, plantea una serie de problemas en la clasificación, en primer lugar, la elección de los términos específicos de clasificación no suele ser universal y, por tanto, plantea problemas de acceso en muchos casos, sin olvidar que son normales los solapamientos de los términos en más de un sitio y, en segundo lugar, estos sistemas de clasificación requieren de un muy amplio esfuerzo de actualización y revisión, que vaya adecuando el vocabulario usado y procure mantener vivas las estructuras jerárquicas y los contenidos que se ofrecen. Mientras que la folcsonomía, que puede resultar anárquico y poco efectivo en principio, con el poco tiempo que lleva, está dando resultados no esperados, sobre todo por la cantidad de personas que terminan interviniendo en el proceso de categorización de los contenidos y el grado de coincidencia que aparece.
Pero como un proceso de morfogénesis, además surgen una serie de portales basados en el modelo de las comunidades, que a diferencia de los que se consolidaron en la primera etapa de la Red, los usuarios pasan a ser de consumidores de contenidos a productores y gestores de sus propios contenidos, consolidando redes sociales articuladas en un conjunto de servicios y en un lugar en el que comunicarse, intercambiar información, dudas y conocimiento con otras personas. Pero además de ser dueños de sus propios contenidos, ahora los usuarios con mínimos conocimientos técnicos pueden combinar datos, contenidos multimedia y geolocalización en mapas existentes en otros portales y sitios web creando nuevas aplicaciones híbridas o Mashups.
Estas redes sociales se sustentan en la teoría de los pequeños mundos, fundamento del concepto de los “seis grados de separación” que formuló, en 1967 el psicólogo de la Universidad de Harvard Stanley Milgram. Dicha teoría sostiene que cualquier persona en la Tierra puede estar conectado a cualquier otra persona en el planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de seis intermediarios. El concepto está basado en la idea que el número de conocidos crece exponencialmente con el número de enlaces en la cadena, y sólo un pequeño número de enlaces son necesarios para que el conjunto de conocidos se convierta en la población humana entera. En los sitios web orientados a las redes sociales, esto se concreta en un modelo viral en el que cada usuario invita a amigos y conocidos propios, que a su vez invitan a los suyos y así sucesivamente, creando una red cada vez mayor y más interconectada entre sí, estableciéndose vínculos de confianza entre ellos, ya que vienen avalados por terceras personas.
Todas estas manifestaciones en la continua evolución y desarrollo de la Red se empiezan a manifestar una serie de tendencias y características, en términos de potencialidades. Por un lado, una parte sustancial de toda la información y el conocimiento puede estar accesible y disponible libremente, en cualquier momento, para cualquiera y en cualquier lugar y, potencialmente todos los objetos físicos son susceptibles de estar presente con capacidades de comunicarse.
Por otro lado, se consolidan infraestructuras de bajo coste para la colaboración, desde la telefonía gratuita por Internet hasta software libre o plataformas globales, que permiten que millones de individuos y pequeños productores creen productos y servicios en colaboración puedan acceder a mercados y satisfacer a sus clientes de una forma que hasta hace poco era patrimonio de las grandes corporaciones.
Estas tendencias propician que las barreras organizativas y las fricciones pueden eliminarse gracias a las nuevas tecnología y acelerar la “velocidad de los negocios”, el consumo de un producto o un servicio puede incrementar su valor por su audiencia y accesibilidad. Así como el desempeño de muchas tareas y actividades profesionales se pueden desarrollar en cualquier lugar, por cualquier persona y en cualquier sitio. Y como suele ser habitual, algunas organizaciones y corporaciones empiezan a experimentar y utilizar este tipo de aplicaciones y servicios orientados, en sus concepción, en las nuevas tecnologías y sus usos y prácticas, para explorar y apropiarse de aquellos aspectos que permitan mejorar sus procesos de negocios.
Es posible que nos encontremos en un cambio de paradigma en la colaboración entre grupos humanos. Gracias a la Red, individuos que están más allá de las fronteras de las jerarquías tradicionales pueden innovar para producir contenidos. El embrión de este cambio de paradigma ya estaba en la génesis de la Red, simplemente, una evolución tecnológica propiciada por personas o grupos que han actuado al margen de las grandes corporaciones, es el valor del software libre y la apropiación de la Red por los usos y prácticas de los propios usuarios. Estos son los verdaderos protagonistas del cambio, desmontando o cuestionando algunos de los principios de la lógica capitalista de las revoluciones industriales, como la propiedad intelectual, las patentes, el secreto y la circulación dosificada de la información.
Hoy podemos afirmar que el estallido de la “burbuja.com” marcó un momento crucial para la web. En la primera etapa se habían desarrollado muchas iniciativas empresariales que fracasaron y otras, menos, que se consolidaron como modelos de negocio. La crisis frenó de golpe las iniciativas empresariales, pero al mismo tiempo, la mayoría de los modelos de negocios que habían logrado sobrevivir se fueron consolidando y empezaron a surgir nuevas aplicaciones y sitios web con una sorprendente regularidad, que en cierta medida rompía con los modelos y enfoques que dominaron en la primera etapa de la Red. En este contexto surgió el concepto de “Web 2.0″, en una sesión de brainstorming realizada entre O’Reilly y MediaLive Internacional para intentar explicar los fenómenos emergentes que se estaban manifestando en la Red después de la crisis y al mismo tiempo se acuño el término “Web 1.0″ para describir los modelos y enfoques que habían dominado en la primera etapa de la Red hasta el momento de la crisis.
En este punto, decir que, como ya es conocido, cuando en la Red se pone de moda un nuevo término, sea fruto de la difusión en los medias o de cierto marketing, son legiones que lo empiezan a utilizar sin comprender realmente su significado. La realidad es que el meme de la Web 2.0 ha llegado a ser tan extenso que se aplica a cualquier iniciativa añadiéndole el “2.0″ generando una gran confusión ante la dificultad de discernir entre aquellas iniciativas que están aplicando realmente el paradigma Web 2.0 y aquellas que se limitan a poner el logotipo “2.0″.
rizomatica.net
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