Es el patrón de los enamorados y, según el profesor Christopher J. Coyne, San Valentín debería serlo también de los neoliberales, enamorados o no.
A decir verdad, Coyne desconoce de qué sistema económico era partidario el sacerdote romano martirizado en el siglo III pero tiene claro que la fiesta que se celebra en su honor es el resultado directo de la riqueza generada por los mercados.
Según explica en Learnliberty.org, el Día de los Enamorados, tal y como está concebido en la actualidad, es posible gracias al libre mercado. “Antes del surgimiento del capitalismo sólo las personas ricas tenían tiempo y dinero para dedicarlo a sus seres queridos, mientras que, a día de hoy, la mayoría puede ahorrar algo para gastarlo en ocio o regalos para el 14 de febrero”.
Para reafirmar su tesis, Coyne habla también de los regalos y se refiere al concepto económico conocido como signaling. Y por eso, aunque los economistas argumentan a menudo que el dinero en efectivo es lo más práctico porque la otra persona puede comprar con él lo que quiera, Coyne aconseja comprar un regalo ya que esa ‘es una señal’ de haber estado pensando en el enamorado.
En cuanto a lo de considerar San Valentín como un estímulo para la economía, Coyne recuerda que aunque son muchos los expertos que consideran que sí, otros, en cambio, no lo tienen tan claro. Los que así opinan basan sus argumentos en la teoría del coste de oportunidad ya que el dinero gastado en regalos para San Valentín podría ser invertido en otros bienes o servicios. O podría ser ahorrado. En el caso de hacerlo en una entidad financiera, habría que tener en cuenta que ese dinero financiaría proyectos que, a su vez, podrían tener su repercusión económica. Por eso, en este caso, lo mejor según Coyne es pensar en San Valentín simplemente como la oportunidad para encontrar un regalo que ‘importa’ a la persona que ‘te importa’.
Escrito por Gema Lozano
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